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Hemos analizado cómo la crisis marca el techo de los procesos en la región, por eso es fundamental que el movimiento popular sostenga y eleve los pisos como manera de perforar esos techos”, dice Patricio Echegaray, secretario general del PC, en el informe presentado y aprobado por el Comité Central el 17 y 18 de noviembre de 2011. “No podemos hacer política desde una actitud meramente expectante sobre lo que hará o dejará de hacer el gobierno; hay que tener iniciativas políticas para elevar los pisos y presionar al gobierno para que radicalice su accionar”, agrega en el informe que publicamos completo. |
La profundización de la crisis capitalista
El actual desarrollo de la crisis capitalista mundial, que produjo en los últimos días la caída del primer ministro griego y la renuncia de Silvio Berlusconi en Italia, sin que ninguna de las dos dimisiones signifique un cambio en las políticas de ajuste, sino por el contrario, su profundización, nos obliga a perfeccionar día a día el análisis de aquella realizando un seguimiento lo más detallado posible de los cambios que se producen a un ritmo cada vez más veloz.
Los planes de ajuste implementados en Europa, que expresan la impotencia del sistema para salir de la crisis, el prolongado estancamiento de la economía japonesa, las rebeliones en los pueblos árabes, la posibilidad de default que enfrentó EE.UU., convertido hoy en el mayor deudor del mundo, y los grupos de “indignados” que se han extendido desde Madrid hasta el propio corazón de Wall Street son una clara muestra de esto.
Desde que se desató la crisis en el 2008, fuimos analizando y caracterizando sus etapas tanto en los documentos Castelar I y II, en artículos de Nuestra Propuesta, de Cuadernos Marxistas, en las reuniones del Comité Central, la Comisión Política y en otras instancias de la orgánica partidaria.
Hemos realizado un importante seguimiento del desarrollo de la crisis y constatamos como quedó fuera de circulación la idea de que el capitalismo estaba inmunizado ante las crisis, contando con una capacidad casi infinita para sortearlas. Esta fue una idea que no dejo de tener su influencia en nuestro Partido y en la izquierda en general, provocando desaliento y atentando contra nuestra capacidad de intervención.
En estos meses también vimos quedar atrás las posiciones esgrimidas por los líderes mundiales en sus cumbres, donde se esforzaban por plantear que, en verdad, la crisis no era del capitalismo como sistema, sino que se trataba de políticas irresponsables de algunos países, de tornillos flojos que se podían reparar y que, por lo tanto, todo tenía solución, no sencilla pero posible en un lapso relativamente breve.
Esta concepción, hija directa del pensamiento neoliberal, operó como justificación de esos Estados para inyectar enormes sumas de dinero en los bancos e instituciones financieras, intentando tapar los grandes desfalcos producidos por éstos.
Estas políticas fracasaron junto a las promesas de pronta recuperación que llegaban desde los centros capitalistas, principalmente desde los EE.UU., donde ante el menor indicio de mejora anunciaban que allí empezaba la reversión de la crisis.
De estos anuncios optimistas se hicieron eco los gurúes económicos de nuestro país, dejando en claro que son meros portavoces del poder financiero, evitando analizar la situación en su conjunto y sin tener en cuenta, por ejemplo, el aumento de la desocupación en los países centrales, dato central para medir las perspectivas de la economía en esos países. Hemos visto en los periódicos que EE.UU. está superando el nueve por ciento de desocupación, dato muy serio que jugará un importante papel en un posible próximo periodo de recesión con inflación.
Hoy podemos decir que ya estamos inmersos en la segunda etapa de la crisis, el centro del mundo se debate en un caos económico y financiero con proyecciones a lo social, a lo militar, a lo energético, a lo alimentario y lo ecológico. Así como la primera etapa de la crisis se caracterizó por el estallido de las deudas privadas, esta segunda etapa se caracteriza por el estallido de las deudas públicas.
“Quedó fuera de circulación la idea de que el capitalismo está inmunizado ante las crisis, contando con una capacidad casi infinita para sortearlas. Esta fue una idea que no dejó de tener su influencia en nuestro Partido y en la izquierda en general.”
Valga como ejemplo de esto consignar que en los EE.UU. se están destinando 200 millones de toneladas de maíz para la producción de etanol, que en Africa, el continente más castigado por el hambre, crecen las plantaciones de palmera africana para obtener aceites pasibles de ser transformados en combustible.
Lo mismo pasa en Colombia, donde los planes “pacificadores” del presidente Santos proponen que, en las zonas abandonadas por los campesinos bajo la presión paramilitar, se planten cinco millones de hectáreas de palmera africana. Todo esto es de una peligrosidad gigantesca y va en consonancia con la sistemática política del Estado colombiano de horadar toda posibilidad de solución política al conflicto en Colombia. La persecución y asesinato de Alfonso Cano, a quien hemos homenajeado en este Comité Central, no deja margen para la duda. Como en su momento Reyes, ahora Cano es asesinado en momentos en que se estaban preparando pasos políticos que aportarían a la mesa de paz negociada y justa que es la única salida posible en Colombia.
En el mismo sentido se ubica la intervención militar en Libia y el asesinato de Khadafy, otro ejemplo de esta barbarie que, invocando objetivos humanitarios, arrasa países, persigue y asesina a los líderes molestos a los intereses imperiales, y podemos consignar dentro de esta lógica la negativa de los EE.UU. a aceptar el reconocimiento de Palestina como Estado independiente, status propiciado por la inmensa mayoría de los países del mundo.
La tendencia del imperio a aumentar su agresividad a la vez que se agrava su crisis se verifica también en la nueva ola de amenazas a Siria e Irán.
En el marco de la crisis debemos seguir con atención la situación de Japón, que aparte de las catástrofes ecológicas, está decreciendo al ritmo del tres por ciento. Hay que estar muy prevenidos con Europa, hasta ahora habían puesto la mira en Grecia, Portugal, España e Islandia, pero la crisis en Italia y las protestas en Inglaterra demuestran qué lejos estamos de que encuentren una solución y que la tendencia sigue siendo a la profundización de la crisis. También debemos prestar atención a lo que suceda en Alemania y Francia.
La crisis se profundiza y afecta el corazón mismo del sistema, los EE.UU.
Quién podía imaginar que, la mayor potencia del mundo, sufriría los embates de las calificadoras de riesgo y enfrentaría la posibilidad de declarar el default.
“Debemos tomar conciencia que está entrando en caída acelerada el sesenta por ciento de la economía mundial, la cual ha entrado en una etapa de crecimientos anémicos, estancamientos y recesiones, parámetros que confeccionan la radiografía del capitalismo actual.”
El pedido de Obama para que el Congreso autorice un incremento en el techo de endeudamiento que alcance el 120 por ciento del PBI, (PBI que es casi de catorce billones de dólares) fue sometido por los republicanos a un proceso de condicionamiento terrible que ha llevado al ministro de Economía a declarar que la vida de la gente va a ser “dramática en el futuro cercano”.
Siguiendo las recetas habituales, los ajustes se enfocan sobre los sectores más débiles, se busca defender a toda costa que los ricos no paguen más y se recarga la crisis en los más débiles.
Esto hay que seguirlo con mucha atención, ya que una situación como esta ni siquiera se ha vivido en la crisis de los años 30.
Debemos tomar conciencia que está entrando en caída acelerada el sesenta por ciento de la economía mundial, la cual ha entrado en una etapa de crecimientos anémicos, estancamientos y recesiones, parámetros que confeccionan la radiografía del capitalismo actual.
Esto no se da uniformemente, los países centrales están a la vanguardia del proceso de crisis, mientras las áreas periféricas aún se expanden a ritmos elevados, alimentando ilusiones acerca de los nuevos capitalismos emergentes salvadores del sistema. Más temprano que tarde estas ilusiones corren el riesgo de seguir la misma suerte que sus hermanas mayores, aquellas que en los años 90 nos abrumaron con la supuestamente irreversible victoria del capitalismo liberal bajo la hegemonía se los Estados Unidos.
Enfrentamos una lógica perversa impulsada por las grandes potencias ahogadas por sus deudas, lo que traerá fuertes contracciones en el comercio internacional que inevitablemente frenarán y harán retroceder el impulso exportador del que hoy disfrutan las economías periféricas, entre ellas la nuestra.
Los gobiernos que en estos países confían en que buena parte de sus exportaciones ya no se dirige hacia los países ricos sino hacia otros países emergentes como India y China y en buena parte Brasil que, aunque sostiene su crecimiento, puede estar condicionado por sus exportaciones a sus clientes norteamericanos, japoneses y europeos.
Sumemos a esto que la maraña financiera global, que atrapa a las naciones sean estas centrales o periféricas, anida y se desarrolla en las economías hiperdesarrolladas, condicionando al resto del mundo.
La economía China está intoxicada de dólares, títulos del Tesoro de los Estados Unidos y otros papeles de alto riesgo producto tanto de sus éxitos comerciales como de las inversiones extranjeras productivas y especulativas de chinos en el exterior, asiáticos en general, europeos y norteamericanos
Frente a esto cabe preguntarse: ¿Habrá derrumbe espontaneo del capitalismo?
Evidentemente derrumbe per se no habrá, si no hay alternativas, si no se avanza en la construcción de poder popular, el capitalismo no se derrumbará naturalmente y podemos enfrentar un largo y peligroso periodo de agonía y caos capitalista.
España demostró que solamente con los indignados no se resuelve, que son un síntoma, pero sólo con protestas y manifestaciones no se resuelve.
Hay que tener fuerzas alternativas muy preparadas y muy liberadas de ese temor reverencial a superar los límites del capitalismo, del temor y las heridas morales que produjo la caída del Este y muy resueltas a producir avances en un sentido anticapitalista estructural, en una dirección socialista.
No va a haber derrumbe, pero si habrá un desorden terrible y, por lo tanto, como venimos diciendo, tenemos la posibilidad de aprovechar esto desde las izquierdas y llevar adelante una coordinación ideológica, política y organizativa que nos acerque cada vez más a un momento de tonificación de la propuesta anticapitalista en el mundo, cosa de la que todavía estamos bastante lejos.
Tenemos que jugar un papel en ese sentido. Ya pocos dudan de que se enfrenta un largo periodo de crisis sistémica y ajuste, los mismos líderes del sistema, como la canciller alemana Angela Merkel han anunciado públicamente que se extenderá al menos por diez años.
No hay modo de que la crisis no comience a proyectarse del centro a la periferia y el desafío pasa por la manera de enfrentarla. Tenemos que estar alertas ante este cambio en la dinámica de la crisis y sobre la repercusión que puede tener sobre Argentina y el conjunto de la región.
A partir de estos análisis, y conscientes de la necesidad de articular políticas regionales, fortalecimos este año nuestra tarea internacionalista revitalizando la relación con Partidos hermanos de la región y del mundo.
Hemos participado en congresos del Partido Comunista de Venezuela, del PT en Brasil, del Partido Comunista de los Italianos, del Partido Comunista Paraguayo, en el 91° aniversario del Partido Comunista del Uruguay, en reuniones del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo en Caracas, Brasilia y Managua, en la reunión de la Oclae en Montevideo, del Consejo Mundial de la Fmjd en Portugal y del Encuentro Sindical Nuestra América en Managua, entre otras actividades.
Seguimos sosteniendo nuestro compromiso en la solidaridad con Cuba y la campaña por la liberación de los Cinco héroes cubanos detenidos en EE.UU. Hemos actuado conjuntamente con el Mopassol en campañas contra los ataques imperialistas sobre Libia, apoyando la lucha por el reconocimiento de Palestina como Estado independiente y denunciando la militarización y los planes desestabilizadores que lleva adelante el imperio en la región.
Participamos del Encuentro Haciendo la Paz en Colombia realizado en nuestro país y repudiamos los ataques llevados adelante por las fuerzas armadas del Estado Colombiano, con el apoyo de los EE.UU., contra territorios ocupados por la Farc y el asesinato selectivo de sus dirigentes.
Hemos participado en el Encuentro de Mar del Plata por el sexto aniversario del entierro del Alca, nos disponemos a formar parte activamente del Foro Antimperialista allí convocado para que gobiernos, organizaciones políticas y movimientos sociales se reúnan todos los años a debatir e intercambiar experiencias.
Continuamos con nuestra activa participación en el Foro de Sao Paulo y nos preparamos para participar de la reunión del Taller de Metodología en Formación Política del Foro de Sao Paulo en Brasilia y de la reunión de Partidos Comunistas que tendrá lugar en Grecia, donde llevaremos la sugerencia de que se amplíe la participación en este espacio a todos lo partidos revolucionarios, no sólo a los que se llaman comunistas, y propiciaremos la conformación de Foros regionales para debatir y acordar pasos hacia la construcción de alternativas revolucionarias.
América Latina frente a la crisis
Ante la profundización de la crisis es necesario analizar las implicancias que ésta puede tener para América Latina y para nuestro país, donde desde el gobierno se enarbola un discurso que dice: “miren a los que nos pretenden dar lecciones, se hunden mientras nosotros florecemos”, es un discurso frente al que hay que tomar recaudos, incluso ante las versiones más moderadas del mismo, ya que representa un enfoque que puede resultar peligroso.
Es importante mantener un atento seguimiento de la situación latinoamericana.
En ese sentido, siempre hemos valorado el proceso de segunda independencia que comenzó con la Revolución Cubana y que, a principios del siglo 21, se extendió con una serie de gobiernos progresistas surgidos de la crisis del neoliberalismo y que trataron de romper con el Consenso de Washington determinando que América Latina pasara de ser patio trasero a ser una zona de erosión del poder norteamericano.
En EE.UU. perciben el problema y entendieron que en el gobierno de George W. Bush se aligeró imprudentemente la atención sobre América Latina, por lo cual la administración Obama lleva adelante un recrudecimiento del manto de agresión y amenaza militar en la región (4ª Flota, bases, continuidad del Plan Colombia), pero también impulsan maniobras políticas como el fomento a las derechas opositoras, el hostigamiento a los gobiernos progresistas, golpes de Estado exitosos como en Honduras o fracasados como en Venezuela, Ecuador y Bolivia, en el fracaso de estos dos últimos, jugó un importante papel la Unasur y el impulso de una nueva alianza llamada Alianza Igualitaria que tiende a resucitar la Alianza para el Progreso y que avanzó en la construcción del cinturón del Pacifico.
En estos días hemos celebrado el sexto aniversario de esa histórica jornada antimperialista donde enterramos el Alca en Mar del Plata, pero no podemos olvidar que ante esta derrota han ido construyendo TLC bilaterales en varios países como manera de recomponer su situación. Desde ahí intentan complicar el proceso latinoamericano país por país, pero también los procesos de integración. Atacan el Alba, la Unasur, el Mercosur y ven con suma preocupación la próxima constitución de la Celac, lo que será un extraordinario avance en la integración sudamericana y caribeña, sin la participación de EE.UU. y Canadá.
También está avanzando la creación del Banco del Sur y la posibilidad de contar con una moneda virtual común para el intercambio comercial. Todo esto llama la atención sobre la necesidad de trabajar más fuertemente con el conjunto del Partido, no solamente con espacios de áreas nacionales del Partido, sino trabajar con los regionales, a lo largo de la geografía del país, trabajar con los movimientos sociales, con los distintos movimientos de masas, profundizando la comprensión, la información y la valoración de los procesos de integración en latinoamérica, no sólo como una integración política sino, en el marco de la crisis, como ámbitos de probable integración económica que actúen como espacios de mercados integrados que les permitan a nuestros países tener una vía de escape para manejarse en un terreno de crisis.
En este sentido, hacemos referencia a un párrafo del trabajo de Jorge Beinstein llamado El comienzo del invierno global que dice: “La inmensidad de la crisis financiera oculta una crisis mucho más profunda lo que podría llevarnos a conclusiones pesimistas, sin embargo una visión más amplia fundada en la experiencia histórica nos muestra que la grandes perturbaciones suelen desestructurar las formas culturales dominantes y sus prejuicios, la legitimidad de sus instrumentos de comunicación y control ideológico, lo que abre el espacio a la racionalidad, a la toma de conciencia del mundo real.
Mientras avanza la despolarización político-militar-económica (y en consecuencia ideológica) avanzan también los procesos de integración en la periferia, desde Unasur hasta la convergencia asiática en torno de la Organización de Cooperación de Shanghai y otros mecanismos regionales. Las rigideces doctrinarias que imponía la “ortodoxia” neoliberal (fachada de la financierización global) son hoy criticadas y desobedecidas no solo por académicos o movimientos sociales sino, incluso, por numerosos gobiernos de países periféricos que han logrado importantes márgenes de autonomía”
Aquí aparece claro que la integración y los mecanismos de la integración no actúan per se, sino que actúan en contradicción y en confrontación con los procesos de despolarización y de desarticulación estratégica que ha llevado a situaciones como la ocurrida en el norte de Africa, que en realidad es un proceso de desarticulación de un espacio geopolítico que funcionaba al servicio del imperio desde la pos Segunda Guerra Mundial. Esta visión activa de la integración nos debe llevar a dar un mayor peso y trascendencia a nuestro trabajo en su defensa y desarrollo.
El ataque de los EE.UU. a estos proceso de segunda independencia en la región lo vemos en el incremento de la presión sobre Cuba y la voluntad manifiesta de resolver por vía militar el conflicto en Colombia, podemos hablar de una verdadera estrategia integral de la administración Obama contra el presente latinoamericano y sus procesos de integración.
Si este proceso no es más violento y más agresivo en lo económico es porque la crisis y los problemas internos les reclaman atención muy seria, pero el plan lo tienen.
Más allá de estas amenazas, América Latina continúa produciendo hechos importantes en el camino de la emancipación, que alientan las esperanzas.
Veamos las luchas en Chile contra Piñera, la caída de su popularidad, el papel de los estudiantes y del Partido Comunista en este proceso que ni la represión salvaje ha podido amedrentar. El triunfo de Ollanta Humala en Perú por sobre Keiko Fujimori es un dato importante, independientemente de los balances que puedan realizar sobre los primeros cien días de gobierno de Ollanta, esto fue un golpe a la nueva derecha y es positivo.
América Latina mantiene tendencias muy profundas a continuar por este camino de rupturas con su situación anterior de patio trasero norteamericano y a proyectarse en un proceso sostenido hacia la segunda independencia.
El triunfo de Cristina Fernández debe incluirse en este plano e igual debemos decir del reciente y abrumador triunfo de Daniel Ortega.
Para sostener estas perspectivas, entendemos que conviene complejizar el análisis y, aquilatando un enfoque gramsciano, preservar todo el optimismo de nuestra voluntad, introduciendo algunos elementos de escepticismo para enriquecer nuestra inteligencia.
Los procesos progresistas, llamémoslos así para unificar el análisis sabiendo que son diferentes y tiene variantes muy importantes entre ellos, han sido eficaces para cerrar las crisis de gobernabilidad heredadas de los procesos neoliberales.
En lo económico-social, la situación resulta más matizada, son procesos que han aprovechado bastante bien la bonanza o el “viento de cola”, mezclándolo, en mayor o menor medida según los casos, con medidas keynesianas suaves, que marcan grandes diferencias con los periodos neoliberales, diferencias que son valoradas por sectores populares amplios, pero al no haber avanzado prácticamente en transformaciones estructurales más profundas, van a empezar dentro de no mucho tiempo a mostrar sus límites, sus techos y demostrarán, en definitiva, que si no se producen estos cambios profundos apoyados en la fuerza y la organización de los sectores populares, pueden ser reversibles.
El triunfo de Cristina y los desafíos futuros
El triunfo de proporciones históricas logrado por Cristina Fernández y la magra cosecha electoral alcanzada por los sectores de la derecha nostálgicos de las políticas que reinaron en el país de la mano del Consenso de Washington en la década del 90 resulta un dato sumamente alentador para quienes, manteniendo nuestra autonomía con respecto al gobierno, decidimos apoyar este proceso impulsando la profundización y radicalización de los cambios necesarios en la Argentina.
Sabemos muy bien que la necesaria autonomía política frente al gobierno bajo ningún punto de vista debe ser confundida con neutralidad, por lo cual desde el 2003 hemos apoyado aquellas medidas que se tomaron a favor de los sectores populares como las políticas de derechos humanos, las políticas de integración regional que llevaron a dar ese gran paso de autonomía frente al imperio que significó la contracumbre de Mar del Plata donde se dejaron atrás las “relaciones carnales” y se enterró el Alca. Apoyamos también la Asignación Universal por Hijo, la reestatización de las afjp y de Aerolíneas, la ampliación de las jubilaciones, la vigencia de las paritarias y el matrimonio igualitario.
Teniendo en claro cuál es el enemigo principal, nos ubicamos correctamente en el conflicto con la burguesía agraria suscitado por la resolución 125, fuimos críticos de la teoría del “fin de ciclo” impulsada por los grandes monopolios informativos y en el 2009 construimos este acuerdo entre Nuevo Encuentro, el FPV y otros sectores que ha sido refrendado en las urnas.
Debemos valorar nuestro posicionamiento electoral que busca mantener abierto un espacio de profundización de los cambios articulando una política frentista con la necesidad de mantener la autonomía.
En ese sentido conformamos el Nuevo Encuentro, un espacio aún en formación, que debe dejar de ser un espacio principalmente parlamentario para transformarse en una fuerza política integral.
El NE tiene que avanzar en la definición de mecanismos de funcionamiento, dirección, procesamiento de las diferencias y, ante todo, de una definición programática que lo sitúe claramente en el terreno de la izquierda o el progresismo con una clara definición nacional, antimperialista, por la integración regional y por las transformaciones que garanticen una efectiva distribución de la riqueza, en camino a superar la inequidad manifiesta que impera en nuestra sociedad.
Es importante que NE cuente con un bloque parlamentario como uno de sus atributos, pero además debemos saber que, para avanzar en este proceso de transformación, debe afirmar una identidad de carácter frentista, articuladora de las distintas fuerzas que convergen en su seno, el EDE, el PC, el Psol, el SI, Octubres, los sectores socialistas, cada uno con su identidad que debe ser respetada.
Para avanzar en la construcción de una fuerza que aporte al proceso de transformación nacional, no resultan positivas las expresiones tendientes a reducir el debate a si se es una pata más en la mesa del cristinismo, comprometiendo la autonomía del espacio a esta discusión.
Por este camino, la lógica frentista que nos impulsa puede quedar subsumida en las internas del PJ, retaceando el aporte que NE puede hacer junto a los sectores más avanzados del peronismo -estén o no estos encuadrados en la estructura partidaria- para la construcción de un frente de liberación nacional y social.
La defensa de la autonomía de este espacio no es una cuestión formal y no puede limitarse a los aspectos institucionales parlamentarios sino que tiene que manifestarse en claras formulaciones programáticas. Es un valor político que nos permite interactuar con los sectores más avanzados del kirchnerismo y al mismo tiempo diferenciarnos del PJ y del gran peso de la derecha peronista, que domina los espacios de poder territorial tanto en varias gobernaciones como en distintos municipios.
La autonomía nos permite diferenciarnos también de aquellos sectores que, aunque se ubican dentro de los límites del kirchnerismo, son refractarios a las políticas del gobierno con las que tenemos nuestras mayores coincidencias. Valga como ejemplo el caso de la provincia de Buenos Aires, en la cual apoyamos a Cristina, pero confrontamos con Scioli y muchos intendentes.
Tenemos el desafío de transformar a Nuevo Encuentro en una verdadera fuerza política, con enfoques organizativos, reglas de juego y discutir qué espacio político debe ocupar, si es el de un centroizquierda moderado como pretenden algunos, o salimos a disputar el espacio de la izquierda que está vacante en la Argentina en un sentido profundo.
Entendemos que el espacio de la izquierda está vacante ya que, más allá de alguna peculiaridad coyuntural como la actual, sectores como el FIT han demostrado largamente que son incapaces de superar su sectarismo para representar a amplios sectores de la izquierda política y social. Por otro lado, el Frente Amplio Progresista, creado de apuro luego de los desacuerdos del PS con la UCR y de la debacle de Proyecto Sur, mal puede ocupar ese espacio cuando su candidato a presidente y referente mayor, Hermes Binner, propone que es necesario congelar precios y salarios por tres años como medida para frenar la inflación, en inteligencia absoluta con las políticas de la socialdemocracia a nivel internacional, que se ha convertido en promotora de los ajustes que impulsan los grandes bancos norteamericanos y europeos.
Pero también entendemos que hay que ocupar este espacio vacante ya que no coincidimos con aquellos que dicen alegremente que a la izquierda del kirchnerismo no hay ningún espacio de izquierda posible, por el contrario, entendemos que es un dato importante que exista una izquierda al interior del kirchnerismo y fuera de él.
De lo que se trata es de desarrollar una política de confluencia y acción en común para potenciar la construcción de un frente antimperialista, nacional y popular, tal como se pudo ver el 6 de noviembre pasado en Mar del Plata.
El espacio de la izquierda no podrá ser ocupado seriamente por sectores carentes de amplitud o por sectores que ante los efectos de la crisis recurren al viejo manual de la ortodoxia económica para anteponer los intereses estabilizadores de los sectores económicos dominantes por sobre la posibilidad cierta de avanzar en las reformas estructurales necesarias para garantizar el bienestar de los sectores populares.
Para los comunistas, que desde nuestra alianza en Nuevo Encuentro apoyamos la candidatura de la Presidenta, consideramos que este triunfo no debe ser aprovechado sólo para fortalecer la gobernabilidad y para avanzar en su hegemonía sobre el PJ, tomado nota que desde el punto de vista territorial, la presencia de dirigentes del PJ en general responde a sectores fuertemente vinculados a la derecha peronista.
Al mismo tiempo, entendemos que el triunfo debe ser utilizado como una oportunidad para avanzar en temas pendientes de mucha importancia.
No sabemos aún cuál será la verdadera resultante del discurso de la profundización, teniendo en cuenta las presiones que los sectores del imperio, los sectores de la gran burguesía trasnacional hacen sobre el gobierno y a partir de las presiones internas que los sectores de derecha efectuarán en su seno y de la influencia que puedan tener los discursos posibilistas.
Nosotros entendemos que es el momento, por ejemplo, de tomar algunas medidas enérgicas en la recuperación de los recursos petroleros y gasíferos que permitan elaborar un proyecto energético propio. Están dadas las condiciones para encarar el problema de la minería, el cual no solo debe ser tomado en cuenta por el factor ambiental y contaminante, sino también por el saqueo que esta actividad representa, por lo cual se impone una nueva ley de minería que impida este saqueo por parte de los grandes monopolios trasnacionales. Existen mejores condiciones para afrontar una drástica recuperación de los ferrocarriles, para impulsar una reforma financiera y una reforma tributaria que permitan seguir potenciando el salario, avanzar hacia el 82 por ciento móvil en las jubilaciones, terminar con el trabajo ilegal y recomponer el 50 y 50 en el reparto de la renta como base para seguir avanzando en la distribución y creando condiciones para revertir los problemas que aún golpean a los argentinos y a los sectores populares en particular en lo que hace a salud, educación, instalaciones sanitarias, el sesenta por ciento de los argentinos carece de cloacas, y el grave problema de la vivienda que, según los datos del último censo, cuenta con un déficit de tres millones de unidades.
Hoy existen mejores condiciones para impulsar estos cambios estructurales y a eso apuntamos los comunistas desde un partido que se ubica en las contradicciones de clase, observando que se puede emprender un camino de profundización de los cambios, como única manera de impedir los intentos restauradores de las derechas o una posible descomposición que puede afectar a lo que se da en llamar el proyecto nacional si no profundiza el camino que, en realidad, le otorgó la resonante victoria del 23 de octubre.
Sabemos que es imprescindible avanzar en los cambios estructurales del capitalismo argentino y que una parte de estos avances pueden hacerse por medio de reformas de tipo keynesiano que existen en el arsenal histórico del peronismo y que el gobierno debería utilizar sin ningún temor.
Advertimos al mismo tiempo que la capacidad de reformas de este capitalismo es absolutamente menor que la del capitalismo del primer gobierno de Perón, razón por la cual será fundamental un debate sobre la necesidad de agredir la estructura capitalista como tal y en rigor ubicar que la contradicción no es entre el anarco-capitalismo financiero y un capitalismo serio, sino entre el capitalismo realmente existente y un cambio de carácter estructural (revolucionario) en dirección al socialismo tal como se está planteando en otros procesos de la región.
Este es el desafío que se enfrenta después de este triunfo histórico de la Presidenta, profundización de los cambios estructurales o restauración sigue siendo la disyuntiva de la hora y lo peor que le puede pasar al gobierno, es dormirse en los laureles de la avalancha de votos que conquistó.