jueves, 29 de septiembre de 2011

Partido Comunista + Analísis político y posicionamiento (Discurso en el congreso de la CONAT)

Antes que nada quiero hacer llegar el saludo y la felicitación de la dirección del Partido a todas las compañeras y compañeros que, desde diversos puntos del país han llegado a este Congreso de la Corriente Nacional Agustín Tosco.
Quiero hacer extensivo este saludo a los compañeros de la CTA y a su secretario Hugo Yasky, gracias a los cuales hoy estamos celebrando este Congreso en nuestra casa, junto con los compañeros internacionalistas que nos visitan de Chile, Uruguay y Brasil.
Sabemos que en el movimiento obrero argentino existen dos tradiciones ideológicas claramente definidas. Una es la que sostiene como estrategia la conciliación de clases entre los trabajadores organizados y el capital liderado por una burguesía nacional. Esta tradición no entiende que movimiento obrero deba jugar el papel de vanguardia de la clase sino conformarse con ser la columna vertebral de un movimiento mucho más amplio.
Este punto de vista es el hegemónico en nuestro país desde el golpe de Estado de 1943 y es representado por el movimiento obrero justicialista. En el mismo convive un amplio espectro de posiciones políticas que van desde los sectores sindicales pro-patronales y colaboracionistas con gobiernos de la burguesía, tanto civiles como militares, con sectores más combativos que han resistido a esta lógica de sindicalismo empresarial, con los que hemos compartido luchas históricas. En este sentido rendimos homenaje a una de estas grandes luchas como lo fue el Cordobazo y a sus máximos dirigentes, Atilio López y Agustín Tosco.
La otra tradición del sindicalismo argentino es la que está representada hoy aquí, la que representan ustedes, la que representó Tosco, la que se nutre del principio marxista de la lucha de clases, la que se reflejó en las luchas que en los años 30 y 40 protagonizaron los comunistas y que, si queremos ir a sus orígenes, se nutren de aquel momento histórico para el movimiento obrero argentino que fue la fundación de la Unión Tipográfica, vinculada a la relación de aquellos obreros con la lucha de la Comuna de París y el proceso de formación por parte de Marx y Engels de la I internacional Comunista.
Aquí está reunida esa tradición, la que se basa en la lucha de clases, esa que no nos lleva a defender solamente los derechos económicos y sociales de los trabajadores, sino a la superación de la explotación capitalista.
Es la tradición de Tosco, quien fue el dirigente obrero más importante de la segunda mitad del siglo XX, porque siempre trabajó y predicó para que la clase obrera protagonice y sea vanguardia en la construcción de un Frente de Liberación Nacional y Social como herramienta para derrotar la explotación capitalista en nuestra patria.
Tosco nos enseño, y este Congreso ha recogido bien estas ideas, que se puede mejorar sustancialmente las aristas más difíciles de la vida de los trabajadores pero que sin superar al capitalismo, no habrá solución para los problemas profundos del pueblo argentino y de los pueblos latinoamericanos. Debemos saludar hoy, los avances concretos que hemos logrado entre el primer Encuentro de la CONAT y este Congreso, han sido avances muy importantes alcanzados gracias a una fuerte voluntad política por parte de ustedes, a lo que se sumó una buena lectura de la realidad y una toma de posición política justa, basada en tres principios; el clasismo, la autonomía y la convicción de que ser autónomos no nos da derecho a ser prescindentes en las luchas que enfrenta nuestro pueblo por sus problemas cotidianos y por el derecho a construir su propia historia.
Seguramente Agustín Tosco estaría orgulloso de esta agrupación que sigue su ejemplo, que no vaciló ante la confrontación con la oligarquía por la 125, ni en el apoyo a la recuperación de los fondos jubilatorios o ante la implementación de la Asignación Universal por Hijo, ante la Ley de Medios Audiovisuales y ante la ruptura con los principios del neoliberalismo que proponían las relaciones carnales con el imperio.
Esto es importante. Porque desgraciadamente sectores de la izquierda y del centro-izquierda, embarcados en una autonomía sin compromiso, esgrimen que lo que ocurre en la Argentina es un conflicto entre dos sectores de la burguesía y por ello se declaran prescindentes para terminar, directa o indirectamente, favoreciendo los planes de la oligarquía.  La Corriente Agustín Tosco no cometerá nunca tamaño error.
Tenemos que valorar como muy positivo este nuevo desafío de lucha por la unidad del movimiento obrero, sabiendo que enfrentamos un terreno más complejo. Aquí se ha proclamado perseverar en la unidad de la CTA sin ningún tipo de ingenuidad, sabiendo que la división es producto de proyectos políticos y que habrá que ser capaces de sintetizar un proyecto político para que esa unidad sea posible. Desde el punto de vista de las buenas intenciones se ha puesto todo sobre la mesa, recuerdo incluso que nuestros compañeros propusieron en el Congreso de la CTA, donde se planteo ir con listas separadas, la necesidad de superar los estatutos de la burocracia que siguen vigentes en la CTA y promovieron la representación proporcional para evitar la fractura. Esto no fue posible, esa predica cayó en el vacío y permitió la fractura.
Hoy nos estamos proponiendo un proceso superior de unidad, estamos previendo la existencia de conflictos en nuestro país y que esos conflictos, esas luchas, pesaran al interior de la CGT agudizando las contradicciones y produciendo diferenciaciones que tendremos que analizar objetivamente en función del movimiento obrero y de su unidad. Para eso queremos rescatar esa gran experiencia de central alternativa que fue la CGT de los Argentinos. Sería muy importante en el mediano plazo poder recrear una experiencia como esa.
En pos de estos desafíos, es importante valorar la claridad que hay en la CONAT respecto al compromiso en aportar a la reelección de la presidenta Cristina Fernández, este es un  punto clave del análisis. Nosotros reconocemos que la unidad del sujeto popular es algo que está pendiente y que es verdad que hoy hay dos grandes sectores que protagonizan el conflicto, que son dos sectores de la burguesía, pero sabemos muy bien que los sectores representados por el kirchnerismo y que empujan este programa nacional y popular, que aún permanece con un alto grado de indefinición y merece mucho debate, no son lo mismo que los sectores de la burguesía transnacional en donde se asocian los grandes sectores burgueses argentinos con los monopolios, fundamentalmente norteamericanos, que han protagonizado el neoliberalismo y que tienen como programa su restauración con todos los costos que ya conocemos y están dispuestos a llevar adelante la represión que sea necesaria para lograrlo.
Por eso no nos da lo mismo una cosa que la otra. Estamos dispuestos a que esos sectores de la derecha sean derrotados con nuestro aporte para consolidar el piso alcanzado y poder levantar los techos de las conquistas que aún necesitamos.
Los planes restauradores de las derechas autóctonas, respaldadas por el imperio solo traerán dolor y desacumulación política al movimiento popular. Por eso defender este piso es un elemento fundamental en una táctica de acumulación, en una táctica de avance, no podríamos establecer planes si no concretamos este enfoque político y si el 23 de octubre no somos parte de la derrota de la derecha y de un nuevo momento de debate sobre la forma de radicalizar y profundizar lo que se llama el proyecto nacional.
Por eso es importante tener en claro a que llamamos nosotros avanzar.
Es fundamental remarcar que sigue faltando empleo, que hay que luchar contra el 40% de empleo en negro, creemos que hay que seguir trabajando para distribuir en base al salario y no tanto en base a los subsidios aunque, por supuesto, los subsidios que mejoren la calidad de vida de la clase obrera y el pueblo serán bienvenidos, pero la distribución real es más salario para los trabajadores y para los jubilados, es reestructurar como se reparte la ganancia, el PBI, la renta nacional, aún es más del 60% para los capitalistas y alrededor del 38% para los trabajadores, es un avance si consideramos que estábamos en el 22%, pero es muy poco en relación al clásico fivty-fivty que tenia la Argentina hasta el golpe de Estado de 1976, y es muy poco para hablar de una país con justicia social.
Debemos pelear por recuperar la energía, la minería, el transporte, hay que plantear una reingeniería del transporte y hay que pelear por una reforma tributaria, para que  el impuesto fundamental deje de ser el IVA que representa el 60% de la  recaudación estatal.
Tenemos que luchar para que las reservas no sean utilizadas solo para pagar deuda o controlar el precio del dólar, podríamos usar parte de estas reservas para darle un golpe certero al problema de la vivienda, hay 3 millones de familias sin vivienda en la Argentina, hay que darle un golpe al corazón a la falta de instalaciones sanitarias, el 60% de los argentinos no tiene cloacas, y hay que darle un golpe al corazón al problema del transporte, porqué no usar 2 mil millones de dólares de los que hay en el Banco Central, y aplicarlos a una rápida recuperación del transporte de carga y de pasajeros a través de una reingeniería ferroviaria.
Estas son exigencias de la coyuntura nacional que conocemos bien, pero por encima de la coyuntura nacional, existe algo que abarca todo y es la crisis del capitalismo mundial. Hemos hablado mucho de la crisis, la caracterizamos como una crisis de la civilización burguesa, una crisis civilizatoria, pero el problema que debemos ver ahora es que Argentina y América Latina no pueden pensar que son una isla y que quedaran a salvo de los efectos de esta crisis. Es bueno que nuestros gobiernos estén viendo, en el marco de la UNASUR, una forma de capear la crisis en conjunto, en ese sentido apoyamos el Banco del Sur y otras medidas que se están tomando, pero la crisis nos afectará y crecerá la disputa distributiva en nuestro país. Ante esto, la presión capitalista irá en aumento en pos de quedarse con la parte del león en esa disputa y aparecerá la vieja idea de que la crisis la paguen los trabajadores.
No podemos confiar en que el gobierno por sí solo resolverá, incluso el gobierno puede ser permeable a estas presiones, y hay que comenzar a estar alertas ante algunas declaraciones que ya plantean que en los próximos meses los trabajadores tendrían que moderar sus reclamos.
¿Que decimos ante esto? Nosotros le decimos al gobierno, a todos los gobiernos que tratan de romper con el Consenso de Washington en la región, ya que están en la misma situación, que la contradicción de hierro que tenemos en el continente es o avanzar en la radicalización y profundización de los cambios o la restauración neoliberal, ya sea por presión de la derecha o por descomposición de los gobiernos progresistas que no se animen a ir por más con el apoyo popular.
En el marco de esta crisis hay que seguir avanzando contra el capital, no permitir que recuperen posiciones, que incrementen su tasa de ganancia como suelen hacer en situaciones como esta, por el contrario, se debe afectar las ganancias del capitalismo que han aumentado significativamente, desde el 2001 hasta la fecha, según los propios balances de las empresas que indican que están ganando entre dos y cuatro veces más.
Hay que ir contra esa estructura de la tasa de ganancia del capitalismo, es en esta dirección que debemos apoyar o presionar al gobierno, pero sabemos que el arma más efectiva para el pueblo y los trabajadores es la unidad, la organización y la lucha.
Por eso es bueno como este Congreso demostró que somos consientes de la crisis que atravesaremos en el próximo periodo, esta trae muchos problemas pero también está llena de oportunidades, sobre todo esta, que es tan profunda que pone al capitalismo en una situación muy difícil. Si el capitalismo, que en los últimos 20 años se ha movido sin el contrapeso de lo que llamaban el “peligro rojo”, y había prometido un mundo de abundancia y paz, lo que hoy exhibe es un mundo donde nunca hubo tantos pobres y hambrientos, un mundo en donde nunca ha habido tanta militarización, si no pudo resolver los problemas de una civilización de 7 mil millones de personas, ¿cómo va a poder los problemas de un mundo que, en 20 años, tendrá el doble de población?
El capitalismo está acosado por  un problema insanable de impotencia histórica como ya sufrieron diversos imperios.
¿Esto quiere decir que el capitalismo caerá espontáneamente? No, puede  que se abra un periodo largo de declinación, una agonía llena de problemas, guerras, masacres, bombardeos humanitarios como estos que hoy plantean en relación a Libia, de los cuales los latinoamericanos no podemos declararnos completamente exentos. Pero cambios tan profundos implican que hay un cambio de época, y este cambio tiene un signo fundamental, es absolutamente favorable a la posibilidad de construcción de alternativas.
Que no nos pase otra vez lo del 2001. Cuando hablamos de formar cuadros, de crecer organizativamente, es para tener una fuerza que sepa moverse en situaciones críticas, en situaciones cambiantes y que, ante una crisis muy profunda, pueda actuar resolviendo el problema de constituir un Frente de Liberación Nacional y Social que actúe como alternativa, si no hay una alternativa política organizada, por más fuerte que sea la crisis, el problema no se resuelve. Recordemos el 2001, veamos lo que pasa con los indignados en España, con las luchas griegas, en Inglaterra. Sin fuerza alternativa política, el capitalismo continuará manejando la situación.
Por eso, para construir alternativa y aprovechar la época nueva, sepamos que no son cuestiones prácticas las que están fallando, nos están fallando cuestiones ideológicas profundas, debates que tienen que hacerse para construir alternativa. Hay debates que están pendientes y deben hacerse en el movimiento obrero, en el movimiento popular argentino. Debates contra el economicismo, contra el sindicalismo al margen de las políticas liberadoras, debates con el cortoplacismo. Por qué si los capitalistas planifican a 10 años, nosotros planificamos a 15 días. Tenemos el complejo de que si planificamos a largo plazo estamos demostrando escasa voluntad de poder para mañana, pero el poder no está a la vuelta de la esquina, hay que construirlo, si no hay planes concretos se produce un circulo vicioso y no pasan 10, pasan 20, 30 años y estamos corriendo en la cinta, siempre en el mismo lugar.
Por eso hay que realizar estos debates e ir a los debates de fondo que podemos realizar ahora porque la crisis del capitalismo tiene un efecto fundamental: esta crisis relegitima aquello que, se había dicho, se encontraba en el basurero de la historia hace 20 años, relegitima al marxismo, a la lucha de clases, relegitima la idea del clasismo, de la revolución y del socialismo.
Hoy podemos discutir cómo nos alejamos mejor y más rápido del Consenso de Washington, podemos discutir como distribuimos mejor la enorme riqueza que acumulan los capitalistas, podemos discutir como terminamos con la explotación en nuestro país, como poner fin a todos los problemas que hacen a la alienación de nuestro pueblo.
Podemos discutir la idea de una sociedad poscapitalista, en definitiva la idea de superar al capitalismo, la idea del socialismo, que no debe ser considerado como nuestra utopía final, sino como una sociedad de transición hacia la verdadera liberación del hombre sin explotación y sin alienación, esa sociedad es el comunismo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

"Ahora vamos a ver si seremos como el che" Marcelo Feito PRESENTE!

Hoy 16 de septiembre se cumple un aniversario más de la caída en combate de Marcelo Feito, el teniente Rodolfo, uno de los ejemplos comunistas a seguir, Claudia Korol escribe:

"Ahora vamos a ver si seremos como el che"

Con esas palabras se despidió de nosotros Marcelo Feito, al partir para El Salvador. "Nosotros", éramos sus compañeros de la "fede", militantes comunistas que queríamos ser consecuentes con ese che redescubierto después de tantas muertes y ocultamientos. "Nosotros", éramos los compañeros de la Brigada del Café, que en Nicaragua, al tiempo de cortar el "rojito", aprendíamos a latinoamericarizar nuestras convicciones y creencias, y a unirnos en una única batalla contra toda forma de dominación.

En Nicaragua, en donde el primer grupo de 120 brigadistas estuvimos en enero y febrero del 85, compartiendo esfuerzos con los jóvenes sandinistas, aprendimos a andar en los surcos, conocimos los esfuerzos de la alfabetización, la encarnizada guerra con la contra, los poemas de Lionel Rugama y el "¡que se rinda tu madre!". También supimos que muchas de nuestras formas de pensar y querer la revolución se volvían chaleco de fuerza contra los sueños. Entendimos que los dogmas pesan más que las mochilas o las bolsas llenas de rojito con que bajábamos del surco.

En Nicaragua conocimos a los jóvenes salvadoreños, que al tiempo que hacían su guerra, compartían con nosotros trabajos solidarios.

Marcelo, militante de la zona norte de la provincia de Buenos Aires fue en otra brigada. Volvió conmovido. Atravesado por el "descubrimiento de América". No dudó cuando se le planteó integrar una brigada de combatientes internacionalistas, que participara en la guerra revolucionaria de El Salvador junto a los compas del Farabundo Martí.

En El Salvador, Marcelo fue conocido como Teniente Rodolfo, y así lo recuerdan los militantes que pelearon codo a codo en Chalatenango, y lo vieron desparramar su amor en La Montañita. Marcelo tenía una hermosa mirada y una sonrisa contagiosa. También podía volverse serio y desafiante, si creía advertir incoherencias entre nuestras palabras y acciones. Quería empujar los cambios, de la manera en que entendíamos en ese momento que era lo más revolucionario, apoyar la iniciativa de la revolución salvadoreña que proclamaba que "si Nicaragua venció, El Salvador vencerá". Ayudar a vencer, fue el esfuerzo en el que Marcelo entregó su vida aquel 16 de septiembre.

"Ahora vamos a ver si seremos como el che", nos recuerda tantas veces desde aquel día. Como el che, quería decir para "nosotros", poner el cuerpo en los sueños, el corazón en las ideas, reivindicar la rebeldía en donde reina el conformismo, desplegar la creatividad para conjurar el reformismo, desafiar a la vida y a la muerte, para que la historia continúe.

Muchas veces soñé con Marcelo y su mirada alegre, con su pregunta inquietante... ¿cómo vamos, compas? Muchas veces me desperté con un nudo de Nicaragua doliendo en la garganta; con la necesidad de recorrer la tierra salvadoreña donde duermen los sueños combatientes; con la urgencia de palabras que a veces nos sobresalta en nuestra argentina rebelión. El 20 de diciembre del 2001, entre el fuego y el humo, vi volar una piedra certera, como los disparos de Marcelo. El pibe que la tiró, que no conoció a Marcelo, tenía en el pecho una remera del Che. Era muy parecido a Marcelo, y también al otro chaval que conocí en Chiapas, aprendiendo y enseñando a escribir la historia. Yo, que no conocía al pibe que tiró la piedra, recordé en su sonrisa orgullosa, un gesto de Marcelo. No creo que me haya entendido cuando festejando el impacto de la piedra, y corriendo de unos gases le dije medio riendo y medio llorando: "ahora vamos a ver si seremos como el che".