El 24 de marzo de 1976 comenzaba oficialmente el periodo mas sangriento de la historia Argentina, etapa signada por la violencia sistemática y la imposición del terror contra los militantes sociales y todo aquel que pensara distinto, generando el miedo, la desconfianza y la falta de solidaridad que se congregan en el ‘no te metas’, formando subjetividades con una tendencia a acatar sin critica alguna las acciones de la autoridad y criminalizando todo lo relacionado con las luchas sociales que alguna vez supimos ganar y que fueron desmanteladas durante el tiempo que duro la dictadura militar, implantando un sistema neoliberal de la mano del ideólogo y ministro de economía y de familia golpista terrateniente Martínez de Hoz que produciría el vaciamiento del estado, el incremento de la deuda publica y políticas sociales de exterminio a los llamados ‘subversivos’ con el consecuente nivel de politización y movilización que tenia la sociedad en ese momento, destruyendo el desarrollo industrial que se había alcanzado hasta entonces y que no se detendría en plena década de los ’90 durante el menemato, con la desvalorización de la política, haciendo que el estado y el poder siga siendo manejado por los mismos de siempre y sus aliados capitalistas y no por el pueblo (factor de cambio para un distribución de la riqueza), siguiendo con políticas de privatización de los entes del estado, dejando todo en manos de empresas que siguiendo la lógica capitalista buscaban ganar más, sin importar las consecuencias que puedan sufrir los trabajadores (generadores de esa ganancia). Dentro de este marco y con la imposición de un nuevo sistema opresor los asesinos y genocidas justificaban la matanza indiscriminada de miles de compañeros que militaban por un mundo mejor, los desaparecidos que aún seguimos buscando, aparecen una y otra vez como un grito que retumba se renueva y se hace carne en todos los que seguimos creyendo que ese mundo mejor es posible, esto no le es indiferente a los oídos del poder económico, político y cultural que no calló a los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos y que no nos callaran a nosotros tampoco. La dictadura militar formo subjetividades, configuradas desde los departamentos de educación hasta los que se ocupaban de la comunicación, acordes al sistema de control y de orden social implantado por el régimen, éste consistía, como ya dijimos, en desmantelar años de lucha sindical por los derechos de los trabajadores y del hombre, y en resquebrajar a las principales fuerzas de oposición al capitalismo, esta lucha fue llevada a cabo por hombres y mujeres que levantaban la bandera de la liberación nacional y del antiimperialismo, hoy a 34 años del mayor genocidio que sufrió el pueblo argentino y a poco de cumplirse el bicentenario de la revolución de mayo, hay dos caminos para seguir; el de la sumisión, la apatía y la desconfianza o seguir aquella senda hacia el socialismo que marcaron entrañables luchadores y luchadoras que aún hoy siguen acechando como espectros, como esos fantasmas de los que alguna vez hablo Marx, y que son los que no van a dejar nunca de pregonar con su canto la consigna de la liberación nacional y de la esperanza de una sociedad sin pobres ni ricos, sin injusticias ni persecuciones, y que guían la construcción de este largo camino. Porque la historia no se termina en un museo ni con una condena, exigimos juicio, castigo y memoria para los responsables materiales e ideológicos de la desaparición forzada de todos nuestros compañeros, caminamos junto a ellos, por una segunda y definitiva independencia! Hasta la victoria!
FJC Fcio Varela
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